viernes, 13 de enero de 2012

el en la adolecencia

El machismo desde la adolescencia, en su mundo sexual-afectivo


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Basta_MachismoAdolescenciaLo inmediato que se me ocurre decir cada que escucho el término “machismo” es que ha sido un asunto alimentado por mujeres, es decir, no es un asunto del que los hombres se apropien solos.  Hombres y mujeres han dado lugar a este término.
Mis pregunta está dirigida hoy a las madres: ¿Qué enseñas a tu hijo desde la infancia para que adopte posturas machistas?, ¿corriges actitudes claramente machistas, generalmente son más visibles en su adolescencia?, si tienes hijas e hijos, ¿Qué insertas en su mente para que las hijas permitan el machismo y tus hijos lo adopten?
Preparas y aclaras a tus hijos y/o hijas (desde la infancia y en la Adolescencia) para que comprendan que hombre y mujer son ante todo un ser, tienen un mundo de habilidades las cuales ambos (todos) pueden llevar a cabo.  Ninguna persona es superior a otra!, una persona puede dominar una habilidad pero no la hace superior a otra.
Ningún ser humano es superior a otro: ni por género, ni color, ni credo, ni estatus, ni nada que se te pueda ocurrir.  Ninguno puede permitir que su vida y sexualidad sea manejada por otra persona,  aún menos,  porque  a esa persona se le da imagen de superioridad.
¿Qué es y de dónde proviene el machismo?
Para este caso, presentaré esta definición que encontré en una cartilla  elaborada con la colaboración de mujeres y hombres jóvenes, así como de padres y madres de familia,  docentes,  psicólogos y sexólogos,  quienes participaron de las actividades que realizó PROFAMILIA Joven en Colombia y aportaron sus preguntas frecuentes con respecto a la sexualidad.  Año 2004.
“El machismo es un conjunto de creencias, costumbres y actitudes que sostienen que el hombre es superior a la mujer en inteligencia, fuerza y capacidad.  Es decir, asignan a las mujeres  características de inferioridad.
Por lo tanto quienes creen en el machismo o han sido educados en él, consideran que es el hombre quien tiene poder de decisión y elección, quien puede mandar y ordenar, conquistar y proponer en las relaciones afectivas y sexuales, quien debe recibir mayor retribución económica, entre otras creencias.   Además, consideran que hay oficios para hombres y otros para mujeres, así como actividades exclusivas para hombres, por eso es usual escuchar que el hombre no debe asumir tareas del hogar (barrer, cocinar, planchar…) y que las mujeres no deben realizar tareas que impliquen el uso de la fuerza.

Las creencias machistas han pasado de generación en generación y por eso aún hoy muchas personas en distintas sociedades y culturas las conservan e incluso las ven como algo normal.  En otros casos, el machismo ha permeado tanto la educación escolar, familiar y los medios de comunicación, que no se ve como una creencia sino como algo natural, es decir, se asume que biológicamente las mujeres son frágiles, dependientes e incapaces para desarrollar determinados trabajos u oficios.  Sin embargo, muchas otras sociedades han relegado el machismo e intentan tener relaciones equitativas entre hombres y mujeres.
Por tratarse de una idea creada por las personas y la cultura, el machismo puede transformarse; pues hombres y mujeres tienen los mismos derechos y por lo tanto deben gozar de las mismas oportunidades”.
Debo agregar  que el machismo alimenta sentimientos de codependencia: la mujer no logrará vivir sin la manutención del hombre y el hombre sólo ha de vivir para la manutención de la mujer.
La codependencia no tiene que ver con el amor, ni con la libertad, y menos con su fe.
Por qué no educar a los hijos como seres independientes, capaces de dominar su vida, su sexualidad, su afectividad, sin ideas de codependencia o con sentimientos de superioridad o inferioridad, donde el amor, el respeto y su fe en sí mismo este siempre presente.
Enseña a tu hija o hijo, repito desde la infancia, desde la adolescencia, que ni hombres, ni mujeres, deben dar cabida al machismo.

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